De nuevo la
humanidad entre la paz y a guerra.
No quiero parecer un predicador apocalíptico ni mucho menos una
Casandra de la oposición llena de odio y
amargada por su soledad.
Sin
embargo, no puedo dejar de señalar que la arrogante soberbia
de una gran potencia, en la
agonía de su sistema económico y político, nos impone una guerra de conquista y
saqueos, terrorista y chantajista, que amenaza nuestro amor por la vida, el
aprecio por sí mismo, y por el resto de la humanidad.
Ya es imposible seguir ocultando las declaraciones los
desplazamientos de tropas, naves e instrumentos para guerra de última
generación, hacia los escenarios donde se han realizado las últimas invasiones
a países petroleros y los saqueos de la OTAN, aprobados y apoyados por la
ONU.
Esta
nueva y última guerra decidida y preparada con bastante antelación, por el
imperialismo, con la complicidad de las organizaciones, supuestamente creadas,
para mantener la paz y velar por los derechos y la soberanía de todos los
países del mundo, ahora son utilizadas por el imperialismo, para legitimar sus
atropellos y la utilización de fuerzas militares como única forma,
para mantener su dominación sobre el resto del mundo y para tratar de sobrevivir después del holocausto, que están
provocando ellos mismos
Los enfrentamientos, la lucha por
sobrevivir y construir un mundo mejor, es lo que está en la naturaleza de los hombres; pero
no la guerra y menos aun esta de
exterminio total, que sería el más colosal acto suicida de la historia humana.
Aunque muchos quieran justificarla afirmando que es un impulso natural, de las
ambiciones y de supuestos instintos de conservación y dominadores del hombre.
Esta nueva guerra será el mayor acto
terrorista cometido contra la humanidad en lo que va de de los XXI siglos conocidos de historia. Ha encontrado
aliados en medios privados de
comunicación masiva y en sectores sociales enajenados de si misma y disociados
de la realidad donde viven que se prestan
para manipular y aterrar a la opinión pública, con mensajes perceptibles
o subliminares , entre líneas o directos , para que se resignen a vivir en un
mundo donde la fuerza bruta es la única razón válida.
Ni
los rusos ni los norteamericanos ni los chinos son los estúpidos e imbéciles de
la oposición venezolana y la súper izquierda nacional e internacional. No se
les puede medir con la misma vara. Los EE.UU saben que necesitan someter al
mundo para mantener su supremacía sin la cual no pueden sobrevivir. Los rusos,
los chinos, los hindúes y todos los países saben, que tarde temprano les tocara
vivir a ellos, lo mismo que vivió Iraq, Libia, Afganistán y los que están
amenazados Siria, Irán y nuestra Gran Patria suramericana.
Ya
no se puede seguir haciendo los pendejos. Se les acabo la piel de zapa... Los
rusos saben lo que le paso al resto de la antigua URSS; así ha sido y seguirá
siendo la historia. Ahora bien, los gringos no son brutos, pero están
enloquecidos, desesperados ante la celeridad de los acontecimientos, son como
la fiera herida que agoniza, cuestión en la que Chávez tiene mucha responsabilidad. Seguramente
ellos pensaban que tenían más tiempo para la ejecución de sus planes, pero a
ellos también, se les está acabando el tiempo mucho antes de lo previsto.
Estamos a las puertas de una
guerra mundial que solo se podrá evitar con una sincera y audaz política
pacifista que promueva el desarme
mundial, la inteligencia demostrada por el nuevo liderazgo mundial encabezado
por América Latina y la participación decidida de las fuerzas militares de
China, Rusia y el resto de los países que están en la mira imperialista.
Estamos frente al dilema de morir
lentamente a causa del deterioro lento, pero sin pausa, de las condiciones
ambientales para mantener la vida en la tierra o la de perecer en pocos minutos
por el holocausto nuclear desatado por unos nuevos locos empeñados, otra vez,
en apoderase de todo el mundo. Pero también todos sabemos que en una nueva
guerra mundial, nadie sobrevivirá porque nadie podrá evitar que se utilice todo
el arsenal nuclear acumulado por las grandes potencias.
No quisiera, aunque parece
inevitable, ser un oráculo agorero, pero
tampoco podemos ignorar que el peligro de una última guerra mundial es real,
sobre todo porque los botones para disparar los cohetes y las bombas nucleares,
están al cuidado y al alcance de fanáticos de la libre empresa y el mercado
libre, trastornados por un consumismo desbocado y por maquinales
planes de dominación mundial, como quienes dirigen a las grandes potencias
occidentales y los grupos industriales y financieros del mundo.
Frente a este panorama ¿que nos
queda a quienes no tenemos ninguna responsabilidad pública, quienes solo somos
ciudadanos de este mundo sin otra fuerza que nuestra moral?
Oponernos, con la paz, a otra guerra. Que nada ni nadie nos obligue
a intervenir en una guerra por la dominación del mundo. Resistirnos por todos
los medio y con toda nuestras fuerzas a matar a otros por tener más riquezas y mas
bienes materiales . Para que la igualdad,
la justicia, la libertad y la democracia se conviertan en
garantes de la paz y la continuidad de la vida.
José Machete
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