martes, 5 de julio de 2011

EL MIEDO Y EL ARTE DE SER LIBRE

Fecha de creación 18/05/2000 06:04                                                 
                                         EL MIEDO Y EL ARTE DE SER LIBRE

Venezuela vive un enfrentamiento estelar de principio de siglo, que si bien es un lugar común, no deja de ser histórico. A pesar de los esfuerzos que hacen sus principales protagonistas para convertirlo en una simple elección o revocación de gobernantes,  han salido a flote ambiciones individuales, resentimientos políticos y sociales que amenazan con prostituir todo el proceso. Por encima de todas las disparatadas alianzas electorales, de la irresponsabilidad, de la superficialidad del debate electoral, de los conversos y de las supuestas traiciones, se percibe el fondo de la confrontación.  Más allá de las bajas pasiones desatadas, las intrigas y conspiraciones electorales; Entre una sociedad de hombres libres. Que piensen con su propia cabeza. Que tienen capacidad para decidir y elegir a sus gobernantes, sin dejarse engañar ni manipular por falsos Mesías,  ni por iluminados dirigentes que prometen solucionar todos los problemas, “a cambio de...” mientras el resto de los ciudadanos nos sentamos a esperar los milagros y las soluciones por mandato divino. Y del otro lado: agrupaciones y candidatos, encandilados, manipulados, aterrorizados que quieren detener o desviar el proceso de cambios y de asunción al poder del pueblo venezolano iniciado con la Asamblea Constituyente y la aprobación por la mayoría de electores venezolanos que aprobamos,  la Constitución Bolivariana.
Se trata de asumir la responsabilidad de ser libres. Porque la libertad, definitivamente, no es un atributo natural del hombre silvestre.  Ni se adquiere se compra o se vende, con habilidad o “viveza” por dinero o por votos. La libertad es una aspiración consciente y responsable que conlleva riesgos y vicisitudes, donde el miedo a ser libre es  un elemento utilizado por quienes no se atreven a romper las cadenas. El ejercicio de la  Libertad es un arte que tenemos que  aprender. En las próximas elecciones, aparentemente hay muchas alternativas será una buena oportunidad para ejercitar nuestra capacidad de libertad, nuestra "mayoría de edad" en política. Sin que la alharaca publicitaria, los desplantes y la guerra sucia nos confundan. Debemos enseñarles a nuestros dirigentes que de verdad hemos roto con la forma vieja de hacer política. Que no nos convence la publicidad. Que no estamos jugando a ganador. Que nuestro futuro no puede ser  una lotería ni una carrera de caballos. Que a la hora de votar es nuestra conciencia quien decide y no lo que digan las encuestas, porque el voto de los venezolanos comienza a ser consciente y no está condicionado por esplendorosas promesas de transitorios y muchas veces falsos o ilusos beneficios individuales o por miedos irracionales como el miedo a la libertad.
Sin embargo, hay perturbaciones que no dejan de preocupar a quienes creemos que la única vía, hoy en día, para hacer los cambios que requiere nuestra sociedad y enterrar definitivamente la cultura política que nos dejaron los cuarenta años de la partidocracia del reparto "puntofijista", es mediante la participación democrática de los venezolanos  que aspiramos una sociedad de ciudadanos libres comprometidos con el destino común de todos los hombre del mundo.
La falta de discusión de ideas, sobre todo en una sociedad tan polarizada como la actual. La superficialidad de la campañas electorales tratarán de disimula la verdadera apuesta entre avanzar en el cambio pacífico, democrático y con verdaderas posibilidades de cambios positivos o retroceder hacia un  estado paternalista que manipula la pobreza y promueve la caridad en lugar de la solidaridad.
Es falso que los empresarios les regalen los empleos a los pobres. Los trabajadores son, junto al capital, otro factor que requieren las empresas para producir riqueza y bienestar. Ninguna empresa privada se crea para producir empleos, hasta donde yo sé es para producir ganancias y es legítimo que así sea. No tiene porque falsear las cosas. No hay hombres cobardes no se mientan Uds. mismos, ni traten de engañar a los demás. Uds. están de acuerdo en promover una sociedad regida y dirigida por el mercado, es decir, la "oferta y la demanda" como Alfa y Omega de sueños, de ideales, de proyectos, de felicidad, de amor, de paz y de justicia. El hombre en una sociedad construida de esa manera seguirá siendo en extraño en su propio hogar.  Creo que expreso los deseos de muchísimos venezolanos, al afirmar que queremos construirnos a nosotros mismos y construir un hogar donde nos podamos reencontrar todos con la tierra que nos vio nacer, con nuestros amigos y hermanos de todas las razas, de todas creencias religiosas, de todas las posiciones sociales.
La traición es una percepción  subjetiva y con muchos recovecos. Si el gobierno gana los referenda, yo pienso que es lo que más le conviene a Venezuela, los traidores serán quienes hoy están en la oposición.. Pero si gana la oposición el traidor serán los del gobierno. La historia está llena de ejemplos porque la escriben los que ganan.
Ojalá  que  esta campaña electoral sean los estertores de la cultura política heredada de los cogollos partidistas. Que la conciencia de los venezolanos las entierren definitivamente y que nunca más pasemos por el peligro de una campaña electoral  donde los propios participantes  siembran la desconfianza en la veracidad y transparencia de los resultados y promueven abiertamente, con el escándalo de costosas campañas publicitarias y con la sordina sibilina del "pisa pasito"  el desconocimiento a la voluntad de los electores. Extraña y paradójica fórmula pero es así.
 El  mayor favor que le pueden hacer a Venezuela los que no creen en el proceso electoral, ni en la democracia es regalarnos la paz y no seguir creando desconfianza. Porque puede que exista un plan preconcebido para no contar  los votos y proclamar ganadores  mediante campañas publicitarias o con turbas en la calle. Esto sí sería una inaceptable amenaza para la paz y la tranquilidad de los venezolanos. Confiemos en que el CNE esté en capacidad y tenga la suficiente serenidad, la visión política, los medios y la disposición para  impedirlo. También los venezolanos que no estamos dispuestos a matarnos entre nosotros mismos, por nada ni por nadie, debemos hacer lo que está a nuestro alcance para colaborar con la paz, desenmascarando el terrorismo, venga de donde venga, desacatando sus directrices y aislando a sus promotores.

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