jueves, 7 de julio de 2011

Notas Negativas...

ALFREDO MANEIRO IDEAS POLÍTICAS PARA EL DEBATE ACTUAL SELECCIÓN REALIZADA POR MARTA HARNECKER EDICIÓN: IRAIMA MOGOLLÓN EDITORIAL: EL PERRO Y LA RANA CARACAS, 2007 ÍNDICE PRÓLOGO DE CLEMENTE SCOTTO .........................................................................3 PALABRAS INTRODUCTORIAS: PRÁCTICA Y PENSAMIENTO PROFUNDAMENTE DEMOCRÁTICOS........................................................................................................10 SELECCIÓN DE IDEAS...............................................................................................16 I. LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA..................................................................................................................16 1. EFICACIA POLÍTICA Y CALIDAD REVOLUCIONARIA........................................................................16 1) Eficacia política................................................................................................................................16 2) Calidad revolucionaria.....................................................................................................................16 3) Rasgos no revolucionarios de una organización..............................................................................17 4) Disputas internas.............................................................................................................................17 2. NECESIDAD DE UNA VANGUARDIA..................................................................................................18 1) Definición de vanguardia..................................................................................................................18 2) El movimiento popular y la vanguardia.............................................................................................18 3) La vanguardia como proceso...........................................................................................................19 3. ORGANIZACIÓN POLÍTICA COMO RESULTADO DEL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO.............20 4. ORGANIZACIÓN POLÍTICA DESDE ABAJO.......................................................................................21 1) Organización política al encuentro del movimiento espontáneo de las masas................................23 2) Algunos ejemplos............................................................................................................................23 5. UN PARTIDO EN PERMANENTE FORMACIÓN..................................................................................24 6. ERRORES EN LAS NUEVAS ORGANIZACIONES POLÍTICAS..........................................................24 1) El origen administrativo...................................................................................................................24 2) La conservación de las jerarquías....................................................................................................25 3) La ausencia de la masa en la composición de la vanguardia..........................................................26 7. DESGASTE GENERALIZADO Y RENOVACIÓN DE ESTRUCTURAS Y ESTILOS............................26 II. DEMOCRACIA Y LUCHA POPULAR.........................................................................................................28 1. LA DEMOCRACIA: PREOCUPACIÓN CENTRAL................................................................................28 1) Revolución: democracia ilimitada.....................................................................................................28 2) Cuestionar las formas de la democracia..........................................................................................28 1
3) Reformular la forma democrática.....................................................................................................29 4) ¿Cómo conseguir esa democracia?.................................................................................................29 5) Papel de la vanguardia en la lucha democrática..............................................................................30 2. SOBRE EL PATERNALISMO DE ESTADO..........................................................................................31 1) No al paternalismo de Estado, conquistar luchando........................................................................31 2) La lucha se traduce en autoconfianza..............................................................................................32 3) Paternalismo estatal: narcótico del movimiento popular..................................................................33 III. EL TEMA DE LA UNIDAD.........................................................................................................................34 1) La unidad pasa por la polémica........................................................................................................34 2) Polémica franca y abierta.................................................................................................................35 3) No autodefiniciones sino práctica.....................................................................................................36 IV. LA SITUACIÓN ACTUAL.........................................................................................................................37 1. MODERNIZACIÓN Y TRANSFORMACIÓN RADICAL.........................................................................37 2. CAMBIO REVOLUCIONARIO Y RUPTURA CON ESTADOS UNIDOS...............................................38 V. EL COMPROMISO DE LOS INTELECTUALES........................................................................................39 1) El lugar de la inteligencia..................................................................................................................39 2) desintegración de la inteligencia venezolana...................................................................................40 3) la doma del intelectual, la doma del pueblo.....................................................................................42 5) el papel de la inteligencia: Despejar la ilusión del pueblo encandilado............................................43 6) polémica y enfrentamiento creador en el Movimiento intelectual.....................................................44 ANEXO ALFREDO MANEIRO: BREVE BIBLIOGRAFÍA....................................46 NOTA: Los párrafos seleccionados, y transcritos acá, fueron tomados de los siguientes documentos: 1 “Escrito con la izquierda”. Entrevista realizada por Iván Loscher. Publicado inicialmente por Libros Tepuy. Octubre 1977 2 “Hablan seis comandantes”. Entrevista realizada por Agustín Blanco. Publicado inicialmente en Testimonios violentos, No 3. FACES-UCV. Caracas, 1981 3 “Notas sobre organización política”. Publicado inicialmente en Notas negativas. Editorial Venezuela 83. 1971 4 “La doma del intelectual es también la doma del pueblo”. Publicado inicialmente en “Suplemento cultural”, Últimas Noticias. Caracas, 10 febrero 1980 5 “Para esta situación”. Publicado inicialmente en Notas negativas. Editorial Venezuela 83. 1971 Los documentos se encuentran recopilados en el libro de Alfredo Maneiro, Escritos de Filosofía y Política, Colección Doxa y Episteme, Estado Miranda-Venezuela. Fondo Editorial A.L.E.M. 1997
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LA ÉPOCA PRESENTE Y LAS IDEAS POLÍTICAS DE ALFREDO MANEIRO CLEMENTE SCOTTO D. Los hombres hacen su propia historia pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con las que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. Carlos Marx. “El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte” Es innegable que el tiempo político que estamos viviendo en Venezuela es vertiginoso y esperanzador. Recordemos brevemente el panorama mundial; desde las propuestas de la “tercera vía” hasta hoy, hay una explosiva ejecución de ofensivas y contraofensivas que han marcado un ritmo de compromiso y lucha social. En el caso venezolano, desde los años `60 y hasta finales del siglo XX, advertimos una significativa sucesión de eventos, acciones, acuerdos, declaraciones constitutivas que tienen implícita la esperanza de redención popular. Ya a partir de 1999, el proceso bolivariano ha hecho posible que veamos crecer esa esperanza, ha demostrado que la movilización popular cada vez más enérgica puede convertir la esperanza en presente real. Por eso es vertiginosa nuestra esperanza bolivariana, y también lo es porque comienza aceleradamente a abrigar la esperanza de otros pueblos
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suramericanos, centroamericanos, del Caribe y del mundo entero. Tal vez de ese vértigo se derive la incertidumbre que nos caracteriza y a veces -pocas, afortunadamente- nos desconcierta. Lo que sí es cierto es que ese vértigo ya lo asumimos como propio, y se ha convertido en emoción bondadosa que impulsa la participación popular hacia la acción atrevida, creativa, novedosa. A la par, el vértigo bolivariano nos lleva a darnos cuenta de la existencia de contradicciones, y también a detenernos para la reflexión y la crítica, para ganar el tiempo que necesita la maduración de la conciencia política colectiva. Por ello, la participación popular se eleva por encima de las contradicciones, pretende sin descanso consolidar la voluntad mayoritaria, la voluntad de cambio, la voluntad de transformación social. La vertiginosa esperanza del proceso bolivariano nos ha hecho asumir la responsabilidad de lograr un mundo alternativo al capitalista, a ese sistema mundo que amenaza la sobrevivencia humana sobre el planeta. Desde los años sesenta, el sistema capitalista mostró su profunda crisis, pero, puso en movimiento una contraofensiva global. Envió hacia los países de la periferia la industria contaminante y de mayor consumo de energía. Estados Unidos quiso superar la crisis del dólar transfiriendo a los más débiles la carga del financiamiento. Más dólares con menos valor; el intercambio desigual devaluó las divisas; se impuso
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la estrategia de incremento de la deuda externa. Por esos años, se reveló la situación energética del modelo productivo con el embargo petrolero árabe. Kissinger, Secretario de Estado, amenazó con la guerra de los alimentos a los países productores. El Imperio exigió una permanente transfusión de petróleo. Sin embargo, el capitalismo sufrió algunas derrotas militares, como la guerra de Vietnam (con la imagen del helicóptero alzando el vuelo desde el techo de la embajada de los Estados Unidos, en Saigón, que recorrió el mundo y alegró a la mayoría de los habitantes del planeta), la caída del Sha de Persia y la construcción de la República Islámica de Irán, el triunfo del sandinismo. Pero, el capitalismo aprovechó sus elementos propios para recuperarse, aunque no resolvió la crisis. Así, vemos el sistema capitalista como un sistema en crisis, ciertamente, pero dispuesto a impedir, a cualquier costo, que los procesos liberadores triunfen. Para ello cuenta no sólo con su altísima capacidad bélica, sino, y de manera especial, con agentes que en nuestros países e, incluso, al interior del movimiento popular, confunden, tergiversan e, incluso, pervierten la lucha de los pueblos que buscan su propio camino. Algunos de esos agentes han sido, son y serán “notables líderes” que desde la “izquierda” se erigen como los capitanes del cambio posible, pero que en realidad sólo copian las prácticas y modelos de la clase política dominante. En algunos casos, dirigentes de la izquierda venezolana se han debilitado, han perdido el rumbo y,
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con ello, enterrado la esperanza colectiva y desmovilizado al pueblo. Por suerte, en la tarea política revolucionaria, hemos salido del lazo limitante de esa izquierda. El proceso bolivariano ha retomado el rumbo de la esperanza popular, no sin contar con una gran figura que siempre fue más allá de las etiquetas. Alfredo Maneiro supo saltar de la izquierda delimitada y, paradójicamente, indefinida. Abundó, con la práctica y los análisis cáusticos de la realidad, en la definición, ubicación y construcción de la organización política de los revolucionarios. Se empeñó en detectar los espacios posibles para acompañar, que no suplantar, la construcción de una vanguardia desde abajo; en contribuir con el desarrollo de una política diseñada desde la base de la lucha popular; en buscar actores sociales capaces de convertirse en agentes de la transformación. Se empeñó. Y lo logró en un momento en que el país político parecía un inmenso témpano de hielo; en que estaba embriagado por la abundancia del ingreso petrolero; en que estaba confundido por el afán capitalista de ganancia, acumulación, depredación. Se empeñó. Y lo logró mientras aquellos partidos de izquierda, aislados socialmente y encerrados en sí mismos, no supieron advertir, sino que se ataron al carro de la “gran Venezuela”. En esa Venezuela, la crisis capitalista creaba la ilusión de grandeza por el aumento de los precios del petróleo. Insistentemente, Alfredo
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Maneiro advirtió sobre la conspiración imperialista para congelar la lucha de clases a nivel nacional y mundial. También alertó sobre la necesidad de impedir una suicida dependencia de la abundancia petrolera. Sostuvo la necesidad de superar el envejecimiento del pensamiento revolucionario, de reelaborar la crítica revolucionaria y dirigirla hacia el proceso de descomposición del país. De esta manera, no se perdería el sentido de la calidad de la revolución. No es posible, como en la imagen bíblica, cambiar la herencia por un plato de lentejas; “porque la revolución no es sólo un bistec en cada mesa, ni mucho menos un televisor en cada cuarto y en absoluto un carro en cada puerta, la revolución es sobre todo un cambio en las relaciones humanas, un cambio en la forma de relacionarse los hombres entre sí y arreglar de una cierta manera sus relaciones con la naturaleza”. Maneiro afirmaba que “ningún fenómeno natural ni social podrá nunca sustituir la actividad de los revolucionarios, el desarrollo de la conciencia social y nacional, la organización y la movilización. En fin, la claridad de propósitos en el pueblo y la confianza de éste en sus propias fuerzas”. Por eso su insistencia y optimismo en el desarrollo de una organización política desde abajo; para él la “creciente politización y su extendido rechazo al cuadro político organizado, crea no sólo la necesidad, sino también la posibilidad” de construir desde la base. La organización política desde abajo es la posibilidad de realización de ese sueño milenario de los humanos de lograr un lugar habitable y digno;
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un lugar por el cual valga la pena morir. Este año 2007 se cumplirán 25 años de la desaparición física de Alfredo Maneiro. Su pensamiento está vivo en estos tiempos de vertiginosa esperanza. Si realmente estamos interesados en el impulso de la democracia revolucionaria y en la defensa de los avances del pueblo en la búsqueda del propio camino hacia el socialismo del siglo XXI, tenemos la suerte de contar con sus orientadores escritos. Revisar y reflexionar a partir de sus notas puede convertirse en un instrumento eficaz para asumir el liderazgo del presidente Hugo Chávez; para prepararnos en función de la transformación radical de la base social, del sistema económico, y de las estructuras de Estado y de gobierno; para esforzarnos con claridad y conciencia en la construcción de un partido unido y de calidad revolucionaria. Sus ideas sobre la necesidad de cambio revolucionario y de ruptura con los Estados Unidos, sobre la organización política y el movimiento popular, sobre el paternalismo de Estado y el papel iluminador de la verdadera intelectualidad, sobre el tema de la unidad de los actores de la izquierda venezolana, estas ideas, repetimos, parecieran haber sido escritas por Maneiro para este momento. Por ello, resulta de extraordinaria validez la selección de textos realizada por Marta Harnecker, y publicada en el presente volumen. La provocadora sistematización temática que acá se presenta incita a lectores y lectoras
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a leer la obra completa de Maneiro, pues con ella conseguirá una base segura para la reflexión, una guía clara para la búsqueda de caminos y vertientes, y un piso sólido para enfrentar el gran desafío de construir la Patria Grande. 9
PALABRAS INTRODUCTORIAS: PRÁCTICA Y PENSAMIENTO PROFUNDAMENTE DEMOCRÁTICOS1PALABRAS DE ANNA BRUMLIK Y ANNA MANEIRO La práctica y el pensamiento de Alfredo Maneiro fueron profundamente democráticos. Su vida misma debía ser expresión de la democracia en sus múltiples facetas, personales, familiares, sociales, culturales y, por supuesto, políticas. Quería que la gente conociera las cosas de las que oía hablar en la radio, o lo que veía en televisión; que tuviera acceso a lo que las personas con recursos tenían acceso: El Conocimiento. Quería que los trabajadores de Guayana, que conocían lo que eran los ríos, también conocieran el mar. Y hacía lo posible por llevar con él, en sus viajes, a matanceros para que conocieran el mar. Asimismo con la montaña. Llevó gente desde el Orinoco a los Andes, para que conociera la cordillera andina. Porque también creía en la necesidad de que los venezolanos conocieran su país, no sólo porque era su derecho, sino porque
1. Estas palabras introductorias corresponden al “Prólogo” del libro de Alfredo Maneiro Escritos de Filosofía y Política. Colección Doxa y Episteme. Estado Miranda-Venezuela. Fondo editorial A.L.E.M. 1997 10
también quería que lo disfrutaran; que disfrutaran lo que la burguesía venezolana disfrutaba. La democracia era el eje y práctica de Alfredo. Alfredo desarrolló un modelo de organización que hoy se conoce como partido-movimiento. Una forma de romper con el esquema de los partidos políticos tradicionales que se encuentran solos, en lo que conocemos como la “clase política”, divorciados y separados, y muchas veces en abierta contradicción con los movimientos sociales, a los que les niegan el acceso a la sociedad política. La Causa R fue concebida por Alfredo como el instrumento destinado a que la sociedad civil irrumpiera en el plano político. Él trató de darle vuelta a la forma de hacer política. Lo que hizo fue crear un “instrumento” para que la gente no siguiera siendo “utilizada” por los partidos, sino para que pudiera ejercer, en forma directa, su poder en el plano político y eso es lo que le dio su fuerza al proyecto de la Causa R. Estaba haciendo política de otra forma. De eso se trataba cuando Alfredo y los demás miembros de la Causa R mantenían una estrecha relación con los trabajadores, al ir a hablar y discutir con ellos en los portones de Sidor y abrir el local de Matanceros a todos los trabajadores, porque para él, el secreto del partido-movimiento era no despegarse del movimiento, para jamás caer en las garras de seda de la “clase política”, y perder la capacidad y el potencial transformador de
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la sociedad. La gente, en sus diversas formas y modalidades de organización, es la que transforma, cambia, revoluciona; la gente es la Causa, y de eso estaba muy claro Alfredo. Alfredo alentaba a no olvidar esta concepción, y a confiar en que los movimientos, si ven las maniobras políticas y comprenden, en fin, las concepciones y las negociaciones, son políticos. De allí la necesidad de la transparencia al dar cuentas de lo que se hace, porque si no, la dirigencia cae en el olvido y en el desprecio de los pueblos. Para Alfredo, el que no rinde cuentas y no se somete a la voluntad de la mayoría, es abandonado. Lo que se inició en SIDOR, la discusión en el portón, se expandió a la discusión, en todo tipo de “portones”, de ideas, de programas, de causas... y en esto participó Alfredo, desde un inicio. Él fue a los portones. Esta práctica fue la que generó la politización de Guayana, porque la política se hizo persona, y en el caso de Guayana: se hizo trabajador. No un político de la “clase política”, sino uno más, que abría espacio, para el movimiento, en el plano político. El proyecto de la Causa R era una propuesta revolucionaria e innovadora que resuelve el grave problema de la burocratización del
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partido y el grave divorcio con sus propias bases. Ese fue uno de los problemas que llevó a la crisis a los partidos de la Europa Oriental. Y a esto le podemos agregar otro punto. Esta década de los años noventa se ha iniciado con las grandes negociaciones, culminación de luchas profundas de pueblos, como son los Acuerdos de Paz en El Salvador, firmados en Chapultepec en México; es el final de apartheid, con la negociación que se da en Sudáfrica, que finaliza con la victoria del pueblo Sudafricano con Mandela al frente del Congreso Nacional Africano; la negociación de Israel con Palestina; y la última firma del Tratado de Paz en Guatemala, en diciembre de 1996. ¿Cuál es el legado de estos grandes acuerdos? Es el aprendizaje de la negociación, y Alfredo, en su diseño de partido-movimiento justamente había planteado la modalidad de negociación en espacios conquistados; de la apertura de estos espacios por los movimientos, sindicatos, comunidades, gremios, organizaciones de todo tipo... También la práctica de la Causa R, de negociación, como partido-movimiento, había logrado formular un mensaje de avanzada. En aquella época, en que se estaba construyendo la Causa R, Alfredo buscó vincularse, y vincular a la Venezuela que trabaja y lucha, con los demás movimientos. Constantemente, Alfredo discutía sus ideas con la gente, en el mercado, en sus viajes, adentro y afuera del país, con los estudiantes
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en la Universidad Central de Venezuela, con los trabajadores de Guayana y los vecinos, como en Catia. Y la discusión es lo que Alfredo asociaba siempre a la democracia. Rechazaba a la democracia relacionada con el democraticismo, y la institución del sistema político. Él no buscaba ser diputado ni senador, por el contrario, consideraba que la democracia, en la forma de ejercer el poder, era una forma más dura, más poderosa; una democracia que obliga al debate. Un debate permanente con la gente, en el cual el que tiene razón sale adelante y el que no, cae. La democracia no es blanda, es muy dura, cuando es real. Alfredo venía advirtiendo el papel de la clase política en Venezuela, desde hace dos décadas. Los partidos políticos en Venezuela viven una crisis desde hace varias décadas. Cada vez, su actuación se ha ido alejando de los intereses populares, de tal manera que las preocupaciones políticas y las posibilidades de participación en función real del bien común dejaron de ser posibles de ser ejercidos dentro de los límites partidarios, dentro de la “clase política”. Alfredo había denunciado los rasgos nefastos de esa “clase política”, tales como el oportunismo, la politiquería, el espíritu de permanente maniobra, el paternalismo, la falsa modestia, que habían permeado a sus miembros.
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Los partidos, así constituidos, resultaban frenos para la construcción de movimientos y sus avances; esa clase política absorbió mucho pueblo, que veía en ellos una opción de lucha democrática; y el engaño partidario no es fácil de develar, como lo demuestran los comicios en Venezuela y el triste caso de los 65 años del mando del PRI en México. Pero, hay avances. Hoy en día, constatamos que en Guayana se puede hablar de una cultura política que va más allá, incluso, de la Causa R, en donde diferentes sectores de la región tienen propuestas, programas, que van desembocando en núcleos de organización. Esto tiene la potencialidad, como decía Alfredo, de que esas organizaciones se vuelvan movimientos protagonistas de los cambios que requiere Venezuela, sin los vicios de la “clase política”; constituyéndose en MOVIMIENTOS POLÍTICOS. En sus escritos, en sus clases, en los pasillos universitarios, Alfredo permanentemente pregonaba lo que en su práctica trataba de realizar, y nunca pretendió ser el padre de ideas, pensamientos o movimientos. Siempre se consideró como un instrumento de su pueblo para que éste, escribiera su historia. México D.F., abril 1997
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SELECCIÓN DE IDEAS I. LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA 1. EFICACIA POLÍTICA Y CALIDAD REVOLUCIONARIA 1) EFICACIA POLÍTICA 1. Por eficacia política, entendemos la capacidad de cualquier organización política para convertirse en una alternativa real de gobierno y para, eventualmente, llegar a dirigir a éste. [...] (3, p. 51) 2. [...] cualquiera sea tu condición ideológica ella no te va a obviar el indispensable trabajo de ofrecer una solución posible, coherente y de conjunto a los problemas del encallejonado y permanente subdesarrollo venezolano. [...] no te va a obviar el indispensable trabajo de ofrecer una política concreta para los problemas del presente. [...] (3, p.51) 2) CALIDAD REVOLUCIONARIA 3. Un problema de particular importancia es el relativo a la calidad revolucionaria de la organización. Por calidad revolucionaria, entendemos la capacidad probable de sus miembros para participar en un esfuerzo dirigido a la transformación de la sociedad, a la creación de un nuevo sistema de relaciones humanas. Como quiera que tengamos el íntimo convencimiento de que un esfuerzo de tal naturaleza sólo se puede realizar desde el gobierno, sólo puede ser un propósito estatal, parecería entonces que una petición de calidad revolucionaria no puede realizarse ANTES
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sino después de resolverse, en beneficio de una organización cualquiera, el problema político. (3, p. 53) 3) RASGOS NO REVOLUCIONARIOS DE UNA ORGANIZACIÓN 4. [...]. Pero, si bien es cierto que no se puede afirmar a priori la calidad de una organización política cualquiera, sí se puede negar a priori la calidad de algunas de ellas. Es decir, ciertas estructuras partidistas desarrollan un espíritu de secta tan marcado, sustituyen de tal manera la disciplina por la obediencia, vician a sus afiliados con un juego tan complicado de jerarquías, gradaciones, amiguismos, arbitrariedades, etc., y, sobre todo, crean tales dificultades a la confrontación libre de opiniones, que la lucha interna sólo puede expresarse a través de zancadillas, corrillos, pactos ominosos y manejos oscuros. Estructuras así terminan por producir un militante condicionado, de mediocres aspiraciones y cuya audacia, valor y espíritu crítico se resuelve, a menudo, en una racionalización forzada de las verdades, valores e intereses del partido. En realidad, abundan modelos organizativos que, no importa sus reclamos ideológicos, devienen modelos en escala reducida del mismo “sistema” a cuya destrucción dicen aspirar. En realidad, existen organizaciones revolucionarias que parecen sólo preparadas para adueñarse del aparato del estado existente con el objeto de “ponerlo en marcha para sus propios fines”. (3, p.54). 4) DISPUTAS INTERNAS 5. Pues bien las organizaciones de origen comunista tienen [...] una gigantesca capacidad para triturar al adversario, para convertir la voz adversa en el campo de
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la izquierda, cargarla de motes ridiculizantes, convertirla en grupúsculos; ellos acuñan palabras como infra-izquierda, grupúsculo, los locos, los anarco no sé qué cosa, en fin, una capacidad de construcción lingüística increíble. Tal vez por esto las luchas internas de estos partidos de izquierda tienden a producir ese tipo de polémica vil, en la que una persona termina siendo despedazada y nunca se sabe ni el curso del despedazamiento, ni por qué ni dónde la polémica franca y real es sustituida por esa discusión bastarda, de que si no sé quién se robó una plata, que si no sé quién tiene un carro que no corresponde a su condición de militante; todo tipo de cosas que producen polémicas feroces, por la vía justamente de rehuir toda polémica seria. (1, p.180-181) 2. NECESIDAD DE UNA VANGUARDIA 1) DEFINICIÓN DE VANGUARDIA 6. Cuando fuimos entrevistados por Meridiano [...] nosotros decíamos que por vanguardia revolucionaria en definitiva, se entendía a un grupo de hombres del cual otros aceptan conscientemente la dirección. (1, p. 183) 2) EL MOVIMIENTO POPULAR Y LA VANGUARDIA 7. El problema se nos plantea así: por donde quiera que se examine el asunto, parece que la llamada cuestión de “la vanguardia” es un prerrequisito para cualquier empresa política seria. Es decir, parece que el movimiento popular sólo puede resolver sus problemas actuales en conjunto y de manera definitiva, en un nivel político. Y sólo puede aspirar a que sus luchas tengan significación y peso a ese nivel, en la medida en que resuelva el problema de la vanguardia. Por lo
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menos esa es la conclusión que con más facilidad se extrae, del examen de las grandes movilizaciones sociales de nuestra época, tanto de las que produjeron profundas e irreversibles transformaciones como de las que se resolvieron en simples aunque gigantescas conmociones. (3, p. 55) 8. La conclusión parece ser, entonces, que si no concebimos una manera diferente a la política de resolver en serio los grandes problemas nacionales y sociales, y si, al mismo tiempo, ninguna de las organizaciones actuales nos satisface lo bastante, lo honesto, lo consecuente es intentar una nueva organización. [...]. [3, p.55]. 3) LA VANGUARDIA COMO PROCESO 9. [...] se debe ver el problema de la construcción de la vanguardia como un proceso, como una interacción constante entre vanguardia y digamos retaguardia, base popular, entre movimiento y liderazgo, cuya mejor expresión, no es exactamente la oportunidad comicial o electoral. [...] Pero en todo caso para nosotros la unidad no es un planteamiento a priori. La fragmentación de la izquierda en sí misma no es un difícil problema, lo peor sería, considerándolo como problema, darle soluciones administrativas o extremadamente fáciles o de simple alegato y que a la larga, quiero decir, no en mucho tiempo, sino en el sentido de que mediando un proceso, el pueblo termina por vincular las luchas a las cuales está habituado con sus intereses históricos etc., que se elaboran de mejor manera en una instancia un poco más avanzada, un poco superior y
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terminan resolviendo de una manera laureal que los acuerdos y las alianzas resuelven de manera tan defectuosa, cuando lo resuelven. (1, p. 220) 3. ORGANIZACIÓN POLÍTICA COMO RESULTADO DEL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO 10. Pero, la construcción de la vanguardia consciente, en las condiciones venezolanas, [requiere] otro tratamiento. Sin ella, el movimiento popular no llegaría nunca, en su propio beneficio y con arreglo a sus propias metas, a participar de luchas políticas decisivas. Es decir, partiendo, al fin y al cabo, de la necesidad de la vanguardia pero, al mismo tiempo, previendo su probable envilecimiento, podemos, sin embargo, intentar contribuir de otra manera a la solución de este problema, el más alto e importante, a nuestro juicio, del movimiento revolucionario actual. (3, p. 65) 11. En efecto, si alguien puede concebir la fundación de un partido político, como el comienzo de un movimiento revolucionario, ¿por qué es imposible imaginar la construcción de una organización política de avanzada, no como el comienzo, sino como el resultado de un movimiento revolucionario, en un cierto grado de su desarrollo? (3, pp. 65-66) 12. ¿Por qué no es posible que una serie de activistas populares se acuerde en la intención de alentar, en el curso de las múltiples prácticas de masas que diariamente realizan, las tendencias que eventualmente eleven el nivel de conciencia y organización de las masas? (3, p. 66)
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13. ¿Por qué no es posible que quienes están convencidos de la necesidad de elevar a un nivel político la asombrosa y espontánea capacidad de movilización de las masas, le den el contenido que supone esa convicción, a su diaria y permanente práctica en el seno de ellas? (3, p. 66) 14. ¿Por qué no es posible participar en las infinitas y variadas formas del movimiento popular, con el deliberado propósito de completar el justo y extendido escepticismo sobre los partidos existentes, con una positiva confianza de que las masas pueden y deben resolver por sí mismas, el asunto de su dirección política? (3, p. 66) 15. ¿Por qué, en fin, un activista político está condenado, para que su acción tenga significación, a terminar militando en estructuras que íntimamente rechaza, con estilos, mentalidades y prácticas que no concitan su entusiasmo? (3, p.66) 16. Pues bien, de eso se trata. Lejos de partir de una estructura partidista ya dada y trabajar en consecuencia, en su beneficio, confiamos en que el movimiento de masas pueda tomar en sus manos la tarea de producir, de su seno y bajo su observación y control, un nuevo liderazgo. Estamos convencidos de que la experiencia del movimiento apunta, cada vez más, en esa dirección. (3, pp.66-67) 4. ORGANIZACIÓN POLÍTICA DESDE ABAJO 17. Partimos de que la situación general del movimiento popular, su creciente politización y su extendido rechazo al cuadro político organizado, crea no sólo la
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necesidad, sino también la posibilidad para un esfuerzo por una organización política desde abajo. (3, p. 67) 18. Concebimos que la eventual cristalización de una actividad en el seno de las masas, con este expreso propósito, no es sólo una tarea práctica, ni siquiera una pura tarea organizativa, sino que supone, además y sobre todo, un esfuerzo conscientemente dirigido a buscar una base política común, un estilo político común, una apreciación política común. En este sentido, la tarea de la construcción de una vanguardia, genéticamente ligada al movimiento de masas, que se quiere surgida de su práctica y de su experiencia es, también, una tarea de construcción ideológica. Paralelo y como parte del reconocimiento de los cuadros surgidos y probados en mil formas de actividad popular, conflictivas y ordinarias, se produce el descubrimiento y la concentración de las ideas revolucionarias. Este esfuerzo no puede ser otro que uno polémico, abierto y franco, donde hagamos lo posible y vigilemos por que la argumentación, la síntesis de la experiencia práctica, sean los instrumentos del mismo. Sin embargo, nadie va en cero a una actividad que se reconoce tan francamente política, y así como la práctica de las masas, preexiste a cualquier planteamiento político, de la misma manera las ideas preexisten a cualquier planteamiento de trabajo. Reclamar, entonces, una discusión cuya oportunidad está madura, iniciándola simplemente, es lo que le da sentido y destino a estas notas. (3, p.67) 19. Haremos todo lo que podamos por lograr en torno a ellas, un acuerdo sustancial entre un número significativo de activistas populares. (3, p.68)
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1) ORGANIZACIÓN POLÍTICA AL ENCUENTRO DEL MOVIMIENTO ESPONTÁNEO DE LAS MASAS 20. Nosotros éramos un grupo muy chico de herederos del partido comunista, arrojados por ese proceso de división fuera del partido comunista y del MAS, entonces nos imaginábamos que teníamos que dedicar nuestro esfuerzo a la construcción de un tipo de vanguardia, un tipo de organización política que fuera al encuentro [...] de este producto de la crisis del marxismo organizado que éramos nosotros, con el producto del movimiento espontáneo de masas. Y sabíamos que ir a este encuentro es riesgoso, pues suponía cambiar esquemas y mentalidades, correr riesgos y hacer todo más difícil pero, al mismo tiempo, más serio y, si se quiere, emocionante. (1, pp. 183-184) 2) ALGUNOS EJEMPLOS 21. Para el momento que así consideramos ¿qué movimiento de masas de un cierto nivel perceptible, activable existía en el país? Concluimos en considerar a la universidad (sobre todo a las facultades donde se conservaba más ardiente el fuego de la renovación, ingeniería, arquitectura), a Sidor, (que venía de la huelga de los 514 despedidos, movimiento obrero muy curioso, desarrollado con mucha pujanza y a contrapelo de las direcciones sindicales, que empezaba en la práctica planteando y resolviendo el problema de la vanguardia, al menos con relación a sí mismo), y en tercer lugar los barrios, Catia sobre todo, menos contaminado de cierto lumpen político que en otros barrios abunda, más fiel, conservador de sus tradiciones combativas, con una mayor capacidad para sintetizar la experiencia, un barrio no tan aluvional como los de Petare. (1, p.184)
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22. Bueno, estaban pues Guayana, la Universidad y Catia, y decidimos ir conscientemente al encuentro de ese liderazgo popular que se estaba produciendo, tanto en Catia, la Universidad, como en Guayana. Y a pesar de ser tan pocos, 10 apenas, uno de nosotros se fue a trabajar en Sidor, como obrero; no con la idea de infiltrar ningún movimiento sino para facilitar la búsqueda y el encuentro con ese liderazgo, que seguramente se había producido durante el conflicto, y que dadas las condiciones de la lucha obrera, probablemente iba a ser un liderazgo oculto, solapado, no notorio [...]. (1, p.185) 5. UN PARTIDO EN PERMANENTE FORMACIÓN 23. [...]. Decidimos no crear una tercera opción, una tercera organización, sino eso que planteamos, en “Notas negativas”, insistir en la necesidad de un partido en permanente formación, en un partido que no se presentara desde lo bajo con forma cristalizada de organización, de jerarquía, de veda interna, sino un partido distinto. (1, pp.181-182) 24. [...]. El problema de la organización de vanguardia recorre todo el período anterior a la toma del poder. [...] (1, p.182) 6. ERRORES EN LAS NUEVAS ORGANIZACIONES POLÍTICAS 1) EL ORIGEN ADMINISTRATIVO 25. Invariablemente, la creación de estas nuevas organizaciones ha sido un acto puramente administrativo, sujeto siempre al siguiente inmutable guión: un grupo, más o menos numeroso de ex-militantes de un partido dado, decide, al no más
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romper con éste, celebrar una reunión donde, paradójicamente, se hacen esfuerzos por que se desarrolle en el cuadro de la legalidad partidista rechazada; es decir, paradójicamente, al reunirse para constituir, aplican sus esfuerzos a que la reunión sea lo menos constituyente posible. Allí, en ese punto muerto entre la inercia y la iniciativa, aprueban un Programa, unos estatutos y una estructura jerárquica. Inmediatamente, se aprueba una declaración política al país, que tiene siempre y en todos los casos, el sentido siguiente: Al fin, Partido Habemus. He aquí el Partido que esperábamos. Conócelo. Reconócelo. Afíliate. Milita. Confía en él, etc. A partir de su fundación, toda la llamada construcción del partido se limita, simplemente, a hacerlo crecer. (3, p. 62) 2) LA CONSERVACIÓN DE LAS JERARQUÍAS 26. Una regla invariable, en la fundación del nuevo partido, es una serie de pactos y arreglos ominosos dirigidos a conservar las jerarquías disidentes, y no por cierto, por lo que tengan de disidentes, sino por lo que tenían de jerarquía. Y todo, claro, en nombre de la unidad, en nombre de las necesidades de la cohesión. (3, p. 62) 27. De todos estos arreglos, ninguno más constante en todas las divisiones, que el dirigido a ignorar el pasado. (3, p.62) 28. [...], la experiencia política que es, por lo demás, uno de los ingredientes fundamentales de la formación política, se convierte en uno de los más importantes factores para la perpetuación de esas inamovibles y curiosas castas
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jerárquicas, que hacen de la condición del dirigente político venezolano una especie de profesión inmutable y vitalicia. [...] (3, p. 63) 3) LA AUSENCIA DE LA MASA EN LA COMPOSICIÓN DE LA VANGUARDIA 29. Y en la propia fundación damos todo tan acabado y resuelto que, al movimiento de masas, y a la militancia de filas, en un alarde de participación a la moda y de modestia, también a la moda (por el estilo de declarar que “no monopolizamos la verdad”, etc.), le garantizamos, incluso estatutariamente, que su opinión será tomada en cuenta (lo que, desde luego, en sí mismo no significa nada, pero aparece como una tremenda concesión democrática), le garantizamos que podrá influir en la elaboración de nuestra política, en su práctica y eventualmente, en su “enriquecimiento”, pero cuidándonos de que no pueda participar, aunque sea por la vía elemental del acceso a la información, en la composición de la vanguardia misma. Un mecanismo de esta clase creemos que conduce fatalmente a la recomposición de las roscas internas, al fortalecimiento del espíritu y de la práctica de círculos innominados y vergonzantes, a la elevación, en fin, del papel de los hombres y mecanismos del “aparato”. (3, p.64) 7. DESGASTE GENERALIZADO Y RENOVACIÓN DE ESTRUCTURAS Y ESTILOS 30. [...], estamos viviendo el acelerado desgaste de los partidos, instituciones, organizaciones y personalidades que tradicionalmente venían controlando la opinión popular. Este es uno de los signos más relevantes y al mismo tiempo más favorable. Uno de los saldos más positivos del período reciente es precisamente éste. El desprestigio en unos casos y la evidente inadecuación en otros, ha hecho
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que todas las organizaciones partidistas y gremiales, hayan perdido su anterior importancia. Hoy no existe ninguna dirección a ningún nivel, que pueda presumir de controlar y efectivamente dirigir un movimiento popular de masas, más aún ni siquiera puede permitirse esa presunción con relación a su propia militancia, a sus propios afiliados. Claro que una situación así supone el peligro de que a sectores claves para el esfuerzo revolucionario los gane un escepticismo estéril. De este escepticismo ya conocemos manifestaciones, sobre todo aquí en El Tigre y particularmente en los medios sindicales. Pero éste es un peligro menor. El que sí es un peligro para preocuparnos más, es que nosotros mismos disminuyamos nuestra confianza en la participación directa de las masas en los asuntos de su propia organización y sobre todo que no seamos capaces de renovar nuestras propias estructuras, nuestro propio estilo. Pero éste es otro asunto y tendríamos, en verdad tendremos, que discutirlo especialmente. Lo que creemos sobre esto es que resultará imposible a los revolucionarios cumplir sus tareas de transformación social si antes y durante el curso de la empresa, no son capaces de dotar al movimiento de organizaciones de vanguardia a todos los niveles y en todos los sitios, mil veces más eficientes, mil veces más merecedoras de la confianza de los centenares de militantes que inevitablemente tendrán que movilizar. Pero, repito, éste es otro asunto. (5, pp. 115-116)
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II. DEMOCRACIA Y LUCHA POPULAR 1. LA DEMOCRACIA: PREOCUPACIÓN CENTRAL 1) REVOLUCIÓN: DEMOCRACIA ILIMITADA 31. [...], los revolucionarios estamos interesados en una democracia ilimitada, en una democracia que no tenga otros límites que la conciencia del pueblo, y la disposición del pueblo a luchar por algunos derechos o intereses de tipo democrático, es decir, no hay limitaciones en el planteamiento. [...] (1, p.202) 32. Democrática en el sentido que le dio Marx cuando dijo: cuando el movimiento revolucionario conquiste el poder, conquista la democracia. Ampliación y profundización de la democracia son los nortes ideológicos de la Causa R. [...]. (2, pp. 267-268) 2) CUESTIONAR LAS FORMAS DE LA DEMOCRACIA 33. [...]. Pero la discusión democrática misma es muy interesante y en ello hay algo que decir, hay que poner en cuestión las propias formas de la democracia; hay que participar en la discusión sobre el Concejo Municipal, hay que defender los derechos organizativos de los obreros, y en general de las masas; la intangibilidad de la dignidad humana, la sujeción de los guardianes del estado de derecho a las condiciones del estado de derecho. Lo que no podemos es desdeñar la democracia, lo que no podemos es quedarnos simplemente en el calificativo que, puede ser en el sentido estricto correcto, pero que aplicado en la manera como a menudo se aplica, tiende a quitar del foco de atención el problema de la democracia. Creo que si algún problema político es importante en este momento,
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y para los años siguientes, es el problema de las condiciones democráticas de la sociedad, el problema de las formas políticas. (1, pp. 202-203) 3) REFORMULAR LA FORMA DEMOCRÁTICA 34. [...]. No se trata estrictamente de darle un contenido social a la forma democrática, sino de una reformulación de la forma democrática misma. (1, p.207) 35. [...]... No veo por qué un revolucionarlo no puede ser en la teoría y en política el más demócrata de los ciudadanos, el más interesado en la profundización y en la ampliación de las condiciones formales democráticas. (1, p. 209) 36. Es hacer una concesión teóricamente incorrecta y prácticamente innecesaria, una concesión horrible, el considerar como un dato dado, que simplemente hay que llenar de contenido social. Hay una lucha democrática planteada y creo que es la lucha política más importante de los tiempos actuales. [...] (1, p.209) 4) ¿CÓMO CONSEGUIR ESA DEMOCRACIA? 37. [...] ampliando la participación popular, desarrollando un movimiento obrero, etcétera. Lo que estamos haciendo. Llevando un proyecto de ley con veinte mil firmas al pie, para democratizar la estructura municipal en Caracas, tratando de lograr que la izquierda una y asuma su papel, denunciando las inconsecuencias con la ampliación de la democracia, de los dueños del país, adecos y copeyanos, el régimen de abuso... Bueno, en fin, lo que se puede. [...] (2, p.268)
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5) PAPEL DE LA VANGUARDIA EN LA LUCHA DEMOCRÁTICA 38. [...] el lazo que une esta lucha democrática con la necesaria acumulación de conciencia para una reversión profunda y revolucionaria de la sociedad, es tarea de la vanguardia política. El lazo que une la lucha de los obreros por que le paguen media hora de tiempo viajando, por que le paguen unas vacaciones mochas, en fin, el lazo que une esta lucha lochera con los intereses históricos y permanentes de la clase, es el arcano, el secreto de los dioses. Pero no será volteándole la espalda a estas luchas como se logrará, sino tratando de conseguir de alguna manera que ellas revelen lo que tú llamas el dilema estructural, tratando de alguna manera de conseguir que tales luchas además de lograr las pasarelas eduquen a quienes consiguieron la pasarela. Ese encuentro entre la lucha popular, a menudo espontánea, pero también dispersa, incoherente y desorganizada, y el objetivo histórico permanente de construir una sociedad más humana y digna, revertiendo las bases de la actual, máxima tarea de la vanguardia política, no se podrá resolver con falacias como: “Hay que darle a la forma democrática un contenido social”, ni se resolverá aplaudiendo el paternalismo oficial, ni desestimulando y desactivando las luchas populares, al contrario, así ni siquiera se plantea el problema; resolverlo es bastante difícil, la prueba es que en definitiva es la clave de la revolución. (1, p.217) 39. Pero esa es la lucha política, lo que yo creo es que ese problema no se resuelve con la unidad como un planteamiento a priori, sino con el desarrollo de
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las propias luchas, con la revelación de la verdadera calidad y naturaleza de los aspirantes a la dignísima, pero difícil función de vanguardia. (1, p.218) 2. SOBRE EL PATERNALISMO DE ESTADO 1) NO AL PATERNALISMO DE ESTADO, CONQUISTAR LUCHANDO 40. Hay una diferencia entre algo que la sociedad puede permitirse y se lo permite y algo que el pueblo conquista luchando; por ejemplo: ahí tenemos el caso de las pasarelas; armatostes baratos, simples, sencillos que ni siquiera alteran la afectación del gusto público. Las pasarelas son una bobería, y seguramente el gobierno no tendría ningún problema para, en las zonas de dificil paso peatonal, construirlas. Seguramente no lo tendría, y sin embargo ¿cuántos muertos costó construir las pasarelas de San Félix? ¿Cuántos muertos costó construir la de la Íntercomunal de El Valle? ¿Y las de Maiquetía? El Gobierno puede decidir una pasarela de la misma manera como decide un puente elevado, tranquila y sencillamente, por una simple resolución, ni siquiera ministerial, sino de instancia inferior; pero de hecho no lo decide, porque no está pensando en los peatones, y cuando los peatones se mueven y luchan por conseguirla, el problema ya no es construirla o no, sino que es la condición misma del Estado la que está en juego. El problema, entonces, es que el gobierno quiere aceptar que la gente consiga una bobería como esa luchando. [...] (1, p. 210-211) 41. Pero fíjate tú: hay un muerto, no se dan cuenta, pasa como un accidente vial, hay dos muertos, tampoco se dan cuenta, tres muertos y ni aun así se dan cuenta; pero entonces empieza la lucha de la gente por su pasarela para evitar más
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muertes; sin embargo no te mandan al ingeniero a construir la pasarela, te mandan al policía municipal a disolver la manifestación a planazos y bombas lacrimógenas, porque el problema ya no está en hacer o no la del servidor público, en el maldito paternalismo de este Estado. [...] (1, p. 211-212) 2) LA LUCHA SE TRADUCE EN AUTOCONFIANZA 42. [...]: ¿qué dejó la lucha por la pasarela en San Félix?. Dejó la pasarela, pero además dejó liderazgos, gente que sabe movilizar a sus vecinos, organizaciones populares; el centro popular del barrio El Gallo, el centro popular de la zona adyacente a la pasarela, dejó además algo inapreciable no cuantificable pero un ingrediente gigantesco de lo que tú llamas toma de conciencia: dejó auto confianza popular, la gente sabe que luchando consigue, pero que debe luchar. Dejó un inapreciable aumento de lo que tú llamas la conciencia, y elementos subjetivos. [...] (1, p. 212-213) 43. [...]. Conquistamos no sólo las pasarelas, las existentes y por venir, autoconfianza popular, capacidad de movilización y mayor operatividad burocrática. Lo de la pasarela es un solo ejemplo, pero en general la lucha popular por conquistar lo que en derecho le corresponde, la lucha democrática, es una lucha en sí misma, lo contrario del opio del pueblo. (1, p. 213) 44. [...] si el pueblo conquista algo por lucha, el opio no actúa. (1, p. 213)
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3) PATERNALISMO ESTATAL: NARCÓTICO DEL MOVIMIENTO POPULAR 45. Pero peor aún cuando conquistas algo sin lucha, por ejemplo, cuando Carlos Andrés toma posesión con un bolsillo prácticamente repleto de dinero, y Venezuela se convierte en una potencia financiera, establece el decreto 21 y aumenta por decreto los salarios y sueldos. La izquierda parlamentaria saluda alborozada ese aumento sin llamar la atención sobre el ingrediente inflacionario que ello suponía, sin pedir correctivo para impedir que el aumento de los precios revirtiera sobre el consumidor, sin nada de eso, simplemente saludó. ¿Qué logró Carlos Andrés, y qué logró el pueblo? Nada menos que deteriorar la capacidad de regateo sindical y la lucha obrera, afianzando por otro lado el paternalismo estatal. La gente espera el aumento de salario no de sus propias luchas, sino de un providencial decreto presidencial, de la misma manera que espera la cuota del carro de un cuadro del 5 y 6 que selló esta semana, así como se le pide que espere el socialismo para cuando el MAS gane las elecciones. Es decir, la gente no luchó por el aumento del salario, fortaleció las directivas sindicales además, que aparecían como mediación entre la buena voluntad presidencial y la necesidad de los obreros, aletargó la lucha obrera, funcionó, aquí sí, como tú dices, como opio del pueblo. Sin embargo esta capacidad paternalista de jugar a las necesidades populares para narcotizar al pueblo, es una capacidad limitada por nuestro tipo de Estado, por la especial sensibilidad de nuestros gobernantes, que es muy baja, y actúa en grande, muy publicitadamente, en relación al aumento salarial, pero no hace los campos deportivos de Catia, no presenta
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programas en la Cinemateca para la Parroquia Sucre, no crea plazas, o zonas verdes, allá, la gente tiene que luchar por ellos, y si lucha por ellos no será narcótico, no será opio, conseguir primero el objeto de la lucha, digamos el parque, o conseguir la pasarela. (1, p. 214) 46. [...]. Te digo una cosa, la pasarela de San Félix es ya un hecho irreversible, no hay quien la tumbe, pues ya no es cuestión de que dos obreros con soplete la echen abajo, sino que hacen falta dos obreros con soplete más quinientos policías que te sometan a la población. La autoconfianza popular entra ya como otro elemento y así se rompe entonces la polarización, pero no por vía electoral, sino por vía práctica, el movimiento mismo la rompe. Ahora hay tres en la mesa: el gobierno, la oposición oficial (Copei) y el pueblo, que sabe que luchando consigue. (1, p. 216) 47. [...]. Si el pueblo lucha por sus cosas en las condiciones democráticas, conquístelas o no, consigue en el caso de conquistarlas, además del objetivo de la lucha, lo que la lucha deja como remanente: la autoconfianza, el liderazgo, la capacidad, la demostración de que sí puede, es decir la democratización del asunto. (1, pp. 216-217) III. EL TEMA DE LA UNIDAD 1) LA UNIDAD PASA POR LA POLÉMICA 48. Pero ¿cómo se presenta esta necesidad ahorita?, se presenta por una necesidad de polémica en la izquierda. Hay que desarrollar la polémica, no
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alegarla, sino desarrollarla efectivamente; enfrentar tesis. Claro que esto enfrenta a la arrogancia de los llamados de las izquierdas establecidas, mezquinamente satisfechas con sus irrisorios éxitos. La exigencia de unidad en estos momentos, es la de una polémica franca dentro de la izquierda, franca y seria. ¡Claro que esa polémica corre el riesgo de quedarse en la tradicional discusión bastarda!, pero ese es el riesgo que debemos correr. Nosotros hemos intentado abordar la polémica no alegando su ejercicio, sino ejerciéndola efectivamente y enfrentando las opiniones establecidas en el campo de la izquierda con muy poco éxito hasta ahora, con muy poco éxito es un eufemismo, con ningún éxito. La exigencia de unidad hoy, es la exigencia polémica, de que se discutan con seriedad los problemas de la izquierda que son los problemas del país. ¿Por qué razón por ejemplo, se aborda el problema municipal como una posición entre honestos y corrompidos y no como una posibilidad de organización popular distinta? Replanteamiento de este tipo es lo que necesitamos. (1, p. 220-221) 2) POLÉMICA FRANCA Y ABIERTA 49. [...], el aspecto que presenta la izquierda que tú llamas generosamente fragmentada debe ser deplorable, pero bueno, ¿cómo resolverlo? Me imagino que será necesario sincerar la discusión, elevarla, tratando de asistir a ella no de una manera quisquillosa, buscando la diferencia. No veo de qué otra manera afrontar la exigencia de unidad que planteándola como una exigencia de polémica franca y abierta. Las soluciones unitarias de tipo electoral si son amplias, son atractivas, pero me parece difícil llegar a ellas sin que esta discusión por lo menos se inicie y
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aún no se ha hecho. La ilusión masista de sustituir la unidad de la izquierda por un desarrollo de la propia organización creo que es sólo una ilusión, y en definitiva no conduce sino al engorde de ese partido; ciertamente ahora la imagen que produce la izquierda fragmentada y atomizada, ignorante de cuáles son sus diferencias, debe ser seguramente muy triste. En eso creo que tienes absoluta razón. Ello conduce a la decepción, la desactivación y a la pérdida de confianza en el proceso interno de la izquierda en conjunto. Sin embargo, así son las cosas; a nosotros no nos queda más que insistir en nuestro camino, es decir, intentar desarrollar la discusión y una práctica que no desaliente al movimiento popular sino que lo active. (1, p. 222) 3) NO AUTODEFINICIONES SINO PRÁCTICA 50. [...] para mí la piedra angular del marxismo es la consecuencia, la relación indisoluble entre la teoría y la práctica. Para mí eso es vital. Entonces, si yo presento una práctica como definición, que la gente escoja. Y al hacerlo, creo que soy seriamente marxista. Presento la práctica como una clave para mi definición. Pero no presento un alegato, una proclama. Porque el problema de las autodeficiones es que a menudo se quedan en el simple alegato. Y es que estamos llenos de eso. Cada vez que tú oigas decir en Venezuela a alguien que él es profundamente honesto, llévate la mano al bolsillo y cuídate la cartera, porque seguro que es un ladrón. Bueno, y yo lo que no quiero caer es en el juego de los alegatos. Pero además y entre otras cosas no quiero caer en ese juego porque me parece profundamente antimarxista. (2, p.223) .
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IV. LA SITUACIÓN ACTUAL 1. MODERNIZACIÓN Y TRANSFORMACIÓN RADICAL 51. En el curso de los últimos años, el país ha vivido transformaciones de importancia. El motor de estas transformaciones, ha sido un intenso y determinado proceso de crecimiento económico. La propaganda oficial y oficiosa ha venido insistiendo de tal manera en él que resulta innecesario y para los fines de esta reunión, absolutamente ocioso copiar o referirse a las cifras del crecimiento. Este crecimiento ha venido desplazando a —es decir, se ha realizado a costas de— la Venezuela tradicional y sobre la base de su descomposición ha producido la Venezuela moderna. No entra en nuestra necesidad ni tampoco en nuestra conveniencia negar o disminuir esta transformación, esta “modernización” del país. Lo que nos interesa subrayar es que, primero, la Venezuela tradicional, la Venezuela para la cual programaron y elaboraron sus consignas los revolucionarios de la década del cuarenta y del cincuenta, ha dejado de ser, estamos viviendo su descomposición. Y, segundo, que el tipo de transformación social de crecimiento económico que Venezuela está experimentando es, básicamente el más completo y el más acelerado que se pueda en las condiciones de una sociedad capitalista dependiente organizada a la manera que se ha dado en llamar, democrático-representativa. Las implicaciones de lo primero son obvias: la descomposición de la Venezuela tradicional ha provocado un envejecimiento correspondiente del pensamiento revolucionario y se hace, entonces, necesario reelaborar la crítica revolucionaria. Las consecuencias de lo segundo no son menos evidentes: la transformación social que se programe, el desarrollo
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económico que se suponga YA no puede proponerse sino cambiando las bases de la sociedad. Con un signo capitalista dependiente —por lo demás, el único capitalismo viable para la Venezuela del mundo actual— no es posible proponer ni proponerse ningún desarrollo positivo que el actual sistema no haya logrado ya o no esté en vías de lograr. No existe ya ningún propósito serio de progreso económico y social que no parta de la transformación radical de la estructura de nuestra sociedad y de la ruptura de las relaciones de dependencia y sometimiento que la ligan a los Estados Unidos. (5, 104-105) 52. Recientes experiencias latinoamericanas han hecho ya saber a nuestro pueblo que lo primero no es posible sin lo segundo. Esto quiere decir que, incluso por razones no evidentemente económicas, para los Estados Unidos tiene que resultar subversiva y altamente peligrosa y amenazante cualquier transformación revolucionaria en los sectores no externos de nuestra economía. Cualquier idea de una Venezuela “posible”, de un cambio social nacional que no calcule y suponga la ruptura de las relaciones con los Estados Unidos o es una ilusión o es mala intención. En la jerga de izquierda este tipo de idea es conocido como nacional-reformismo. [...] (5, p.105) 2. CAMBIO REVOLUCIONARIO Y RUPTURA CON ESTADOS UNIDOS 53. [...] Sólo un cambio profundo y revolucionario de la actual estructura de la sociedad venezolana puede crear las condiciones para interesar a nuestro pueblo en una empresa nacionalista de gran envergadura. [...] Resulta verdaderamente ridículo el espectáculo de quienes piensan apoyarse en la comprensión de la
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metrópoli para afectar los intereses de la metrópoli. Este espectáculo no es sino la expresión bastarda de lo que en el lenguaje de la revolución ha venido siendo justamente calificado como la impotencia y la incapacidad de las clases dominantes criollas para llevar hasta el fin las tareas de la lucha nacional. 54. En fin, lo que queremos decir es que el progreso social sólo puede asociarse en nuestro país al desarrollo económico, que este desarrollo es esencialmente distinto al crecimiento operado, que es imposible en condiciones de capitalismo dependiente y, por eso, sólo es concebible a partir de un cambio revolucionario de la estructura de la sociedad venezolana, que tal cambio no se puede disociar, ni en el planteamiento ni en la ejecución, de una ruptura radical de las relaciones de dependencia y sometimiento de los Estados Unidos. La lucha nacionalista y la subversión de las actuales relaciones sociales son hoy una y la misma empresa. (5, p.107-108) V. EL COMPROMISO DE LOS INTELECTUALES 1) EL LUGAR DE LA INTELIGENCIA 55. La otra diferencia, digamos, es más importante para nosotros. Desde hace cierto tiempo el asunto del compromiso —y por ello mismo de su domesticación— de los intelectuales venezolanos ha sido permanente objeto de nuestras publicaciones y esfuerzo político. La mayor, pero no la única, fe de esta preocupación ha sido el número de nuestra revista La letra R, dedicado al compromiso del intelectual. La nuestra ha sido además una aproximación práctica
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a la cuestión: ¿Cómo contribuir, en este país, en el que cualquier definición relativa a su descomposición resulta ya un lugar común, a la inscripción de la inteligencia en el lugar que le corresponde? [...]. [...] lo dicho se resuelve en diagnóstico y en un código personal de conducta. Lo otro, ¿Cómo acompañar a por lo menos sectores de la intelectualidad en el esfuerzo por escapar a la pendiente de envilecimiento que la sociedad venezolana le ofrece como única salida? La respuesta a esto, para nosotros, es el Agua Mansa. Por eso, sobre al debate que se convoca, adjunto unas breves notas del Agua Mansa. (4, p. 293) 2) DESINTEGRACIÓN DE LA INTELIGENCIA VENEZOLANA 56. En abril de 1974, cuando el país entero se rendía de éxtasis ante las espectaculares medidas económicas con las que Carlos Andrés Pérez iniciaba su mandato, la Causa R publicó un documento titulado “La Causa R ante la situación nacional y el desconcierto de la izquierda” (El Nacional, 1974). En ese momento, frente a una perspectiva paradisíaca contada por todos, sin excepción, nosotros hacíamos un análisis completamente distinto del asunto, advirtiendo que la fabulosa renta petrolera que comenzaba a ingresar al país, iba a ser motivo de un deterioro galopante de la conciencia nacional, entre otras consecuencias nefastas en lo económico, político y social. Como es fácil recordar, aquellas ideas fueron recibidas con la más absoluta indiferencia por todos los sectores nacionales y consideradas en privado como apreciaciones alocadas y hasta ridículas. [...]. Hoy esas apreciaciones constituyen verdaderos lugares comunes del lenguaje nacional. Hoy todo el mundo, hasta los beneficiarios más evidentes del boom 40
petrolero, se llenan la boca para hablar de la corrupción, la descomposición, los petrodólares, categorías que perdieron toda carga definitoria ante la creciente prostitución de su uso por toda clase de demagogos y oportunistas. (4, p. 293-294) 57. Lo anterior viene a cuento en la oportunidad de marcar un contexto que permita juzgar con precisión la conducta reciente de la inteligencia venezolana. Y viene a cuento porque el ejemplo permite conocer hasta qué punto ha operado esa descomposición del alma nacional [...]. Con los corrompidos denunciando la corrupción, ante la indolencia de todo el país, resulta difícil referirse al tema sin enrojecer, a no ser que la calidad de precursor de la idea le otorgue a uno autoridad para ello. Lo cierto es que la paradoja expresa un grado tal de fariseísmo que no vacilamos en sospechar que lo venezolano es una nacionalidad en desintegración. Queremos decir que la condición nacional, el respeto y la dignidad de los venezolanos por su propia existencia social, está amenazada gravemente por el deterioro creciente del país en todos los órdenes. Si ayer la indolencia del país, su frivolidad, el despilfarro del gobierno, los empresarios y la clase media, la despolitización y la banalidad, reinaron en virtud de un encandilador proyecto económico que virtualizó el bienestar, la abundancia, el progreso, hoy corremos el serio peligro de que todos aquellos males se afiancen en el alma nacional a pesar del derrumbe apoteósico de la ilusión. Si los viajes a Miami, las compras en Margarita, los Betamax, produjeron el venezolano arriba descrito, es probable que la liberación de precios, el desastre de los servicios, el pésimo gobierno de turno, el desempleo y todo lo que viene, no produzca un
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cambio positivo en ese tipo de venezolano, sino que, por resignación, afiancen al que ya tenemos. Sería un resbalón profundo en la pendiente de la desmoralización. Una suerte de remedio a La India, con su símil muy adecuado entre el retorno triunfal de la no muy descartable recuperación de CAP. (4, p. 294-295) 58. ¿Y qué hay con esto y los intelectuales? Bueno, que los intelectuales sufren, “con vidrio de aumento”, los efectos del país retratado. Cuando el pueblo se movilizó en procura de hacerse cargo de sí mismo, la inteligencia estuvo allí, acompañándolo, con no pocas bajas. Fueron los mentados sesenta, con su Techo de la Ballena, su Pez Dorado, Qué pasa en Venezuela, En Letra Roja, etc. Cuando el pueblo retrocedió, los intelectuales también lo hicieron, pero en mayor medida que el pueblo. La inteligencia abusó en su repliegue. (4, p. 295) 59. Agréguese a ese fracaso como proyecto de transformación, los nombradísimos acontecimientos vinculados al sobre precio petrolero y se tendrá la diáfana explicación de por qué la inteligencia venezolana ha tenido unos años recientes tan improductivos (intelectualmente hablando, claro está), tan frívolos, tan inconsecuentes y en muchos casos tan mercenarios y escindidos del digno pasado. (4, p. 296) 3) LA DOMA DEL INTELECTUAL, LA DOMA DEL PUEBLO 60. Hasta este punto del análisis (que de paso es ahora también un lugar común que antes sólo pocos compartíamos) la inteligencia queda salvada. En fin de
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cuentas, su doma es la de todo el pueblo venezolano y si es mayor es por la contextura un tanto débil del intelectual y en buena medida porque los actos en este campo se ven amplificados por los reflectores y por el encuadre que la opinión pública les da. Si a ello se suma la estrepitosa cómica que a diario dan las opciones políticas establecidas, de derecha y de izquierda, sobre todo las de izquierda por aquello de que la inteligencia es más sensible a ese lado del debate social, nos encontramos con que nadie podría exigir a los intelectuales una solución de continuidad entre lo que se dice creer y los actos mismos. [...] (4, p. 296) 5) EL PAPEL DE LA INTELIGENCIA: DESPEJAR LA ILUSIÓN DEL PUEBLO ENCANDILADO 61. [...]. Es importante recordar en este momento que lo que define, en opinión nuestra, a la inteligencia es la elaboración de obra intelectual, artística, científica, literaria, crítica... Y que la definición del compromiso se realiza en la obra más que en las palabras, creemos. (4, p. 296) 62. Los intelectuales quedarían libres de toda culpa si no fuera porque está entre sus responsabilidades la de contribuir a dar un giro a la situación de descomposición, fariseísmo, entrega, despolitización y frivolidad que sufre el país. Si bien muchas veces, cuando el pueblo protagoniza su embestida por elevar su condición humana, la inteligencia sólo acompaña, como uno más; otras veces la exigencia es mayor. Cuando la ideología —llámese petróleo,Betamax, Miami o pobreza resignada— encandila hasta la ceguera al conjunto popular, alguien tiene
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que contribuir o despejar la ilusión. Y ese —¿cuál otro?— es el papel que le atribuimos a la inteligencia que queremos. Nada más ni nada menos que lo que nos exigimos a nosotros mismos. (4, p. 296-297) 63. Y hay más. Cuando existe el movimiento obrero siderúrgico a la cabeza de la clase trabajadora guayanesa; cuando existen apuntes de una lenta pero sostenida recuperación de sectores obreros en el centro (Caracas, Aragua, Carabobo); cuando, en fin, el país parece encaminarse hacia una situación de mayor movilización de la sociedad, cuyas consecuencias dependen con mucho de la presencia de fuerzas sociales y políticas de envergadura y calidades distintas a las actuales, no resulta pedante ni descabellada la convocatoria de los intelectuales para un proceso de inversión del estado de cosas. Convocatoria a la que es posible anexar, en el caso de La Letra R y la Casa del Agua Mansa, la pulcritud de una hoja de servicios que se verifica en cada una de las actuaciones de la Causa R y sus organizaciones locales y sectoriales. (4, p. 297) 6) POLÉMICA Y ENFRENTAMIENTO CREADOR EN EL MOVIMIENTO INTELECTUAL 64. La Casa del Agua Mansa, está llamada a convertirse así, en el lugar (o uno de los lugares) que garantice en buena parte la recuperación del movimiento intelectual. Sabemos que la calidad del movimiento intelectual no significa uniformidad de opiniones, de maneras de ver y hacer, ni de deposiciones. Por el contrario, pasa por la polémica y por el enfrentamiento creador. De esa polémica, de la conciencia y grado de conocimiento de nuestra realidad y de los sentimientos
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progresistas que el mundo intelectual hace suyos casi por definición en los momentos mejores, saldrán gran parte de los impulsos que hagan avanzar a esta sociedad en el sentido que debe ser. (4, p. 297) 65. En eso estamos. Tenemos enormes tareas por delante. (4, p.297 ) 66. Mientras tanto, para los intelectuales y para el pueblo en general, cada día que pasa el proyecto de la Casa del Agua Mansa, está dejando de ser una simple posibilidad, para convertirse en una suma de hechos que conforman una realidad vigorosa. (4, p.298)
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ANEXO ALFREDO MANEIRO: BREVE BIOGRAFÍA Alfredo Maneiro nace en Caracas el 30 de enero 1937. Se incorpora a la Juventud del Partido Comunista a muy temprana edad, y se convierte en dirigente estudiantil de los liceos Andrés Bello y Aplicación, de Caracas, durante los años 1951-1954. Luego, durante la dictadura perezjimenista, es destacado por el Partido Comunista al estado Zulia con la misión de organizar a los obreros petroleros. En ese período forma parte del Frente Juvenil de la Junta Patriótica, la cual dirigió el derrocamiento de la dictadura, con la insurrección del 23 de enero de 1958. En las elecciones de 1958, a la edad de 21 años, es elegido diputado suplente al Congreso Nacional por el Estado Zulia. En 1960 forma parte de la directiva de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela. En 1961, en el III Congreso del PCV, es electo miembro suplente del Comité Central. En el año 1962, funda el Frente Guerrillero Manuel Ponte Rodríguez, en honor a quien fue jefe militar del alzamiento de la base naval en Puerto Cabello. Alfredo Maneiro fue el primer comandante del Frente, cuya base operacional fue el oriente del país.
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En el año de 1967 es detenido y encarcelado en el Cuartel San Carlos de Caracas, hasta el año 1969 cuando es liberado por amnistía. Junto con otros miembros del Comité Central del PCV, desarrolla una intensa actividad cuestionadora en lo político e ideológico de ese partido que culmina con su división en el año 71 en el primer congreso del Movimiento al Socialismo. Pero el deslinde, inicialmente cualitativo, es adulterado. Alfredo Maneiro renuncia en ese mismo primer congreso a su nominación para el Comité Central, convencido de que la dirección del MAS degeneraría en lo político y lo moral en un período relativamente corto. Inmediatamente se avoca a la construcción de La Causa R. En 1979 obtiene el título de licenciado en Filosofía, distinguido con el Magna cum Laude e ingresa como profesor de la Escuela de Periodismo de la UCV. Fue máximo dirigente de La Causa R, hasta su muerte ocurrida el 24 de octubre de 1982. 47

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