viernes, 1 de julio de 2011

Fecha de creación domingo 2 de junio de 2002 08:24
Abril
Quisieron secar el mar, vaciaron  peces en los desiertos, pusieron a la muerte como albergue de  la vida, mataron hombres y mujeres para asesinar a la esperanza, falsificaron una renuncia, un país, una democracia.
Babearon  “fuera” y “se va”.  Aullaron  los lobos “asesino” como aquel ladronzuelo que gritaba  “agarren al ladrón”.
Callaron  los gritones y el viento les  cantó “volvió”.  El pueblo, con la firmeza del tiempo, la fuerza de la historia y la furia de los condenados de la tierra, le cantó a la vida y cruzó de nuevo las montañas, los desiertos,  los despeñaderos de la muerte y los fue rellenado con  vida, paz y libertad.
Los peces del desierto volaron a raudales, se convirtieron en nubes fecundas de “te quiero aquí y ahora” de esperanzas, de cariños llanos, naturales y espontáneos, de la gente más sencilla y campechana, de pueblos que limpiaron las sendas de los ríos. Volvieron juntos a los mares con los muertos, con los vivos y los puños bien altos y dispuestos. Ya fue suficiente: el sacrificio azteca, la extirpación  incaica,  los asesinatos de tantos guerreros en las selvas y montañas de América. La inmolación de Salvador Allende, la condena del “ Che Guevara”, muertos pero no sepultados. La historia los resucita cuando les rezamos con  el corazón de todos los hombres justos del mundo.
Abrieron sus puños. Y sus manos llenas de sus propias lágrimas lavaron las calles manchadas de sangre inútil, cándida, encandilada, usurpada por las ondas hercianas, androides sin sentimientos reptiles fríos y calculadores que piensan como las computadoras y sienten como las cucarachas.
No deben pasar de nuevo sobre la voluntad de los americanos, no desgarraran de nuevo nuestros cantos, nuestras oraciones, nuestros credos, nuestra democracia nuestras leyes y nuestra Constitución.
Se dice que hay mentiras piadosas, y seguramente existen, mentiras de salón, conveniencias sociales y económicas, ambiciones que obnubilan a la razón, gigantescos demonios del alma humana, que a veces llegan a poseerla y a dominarla. Pero quien mienta en esta hora, quien no ponga su corazón, sus sentimientos, sus ideas al servicio de la historia que estamos hoy haciendo. Quien no haga, si es necesario, un autoexorcismo,  para sacarse los odios y rencores de su corazón,  solo podrán obtener el perdón de Dios. Porque los venezolanos no lo harán mientras tengan memoria y luchen por realizar sus sueños de paz, de justicia, de igualdad, de fraternidad, de amor y de libertad. La felicidad que es el estar natural de los Dioses, y el sueño milenario de los hombres rechaza cualquier rencor, cualquier odio y se llena de amor y es capaz de perdonar, de amar hasta el infinito, de pasear entre estrellas y planetas, de devolver el tiempo, de reencarnar y volver a vivir.   

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